jueves, 5 de julio de 2007

Descriterio judicial

Noticias recientes como el traslado de jueces sancionados disciplinariamente a regiones, la liberación masiva de imputados por delitos que generan conmoción en la ciudadanía o el conflicto entre la Cámara de Diputados y la Corte de Apelaciones de Valparaíso que admitió a tramitación un recurso de protección desconociendo la autonomía de la función legislativa están poniendo en entredicho el criterio de los jueces para resolver los asuntos sometidos a su conocimiento.

Ante esta realidad me llama la atención que nadie se cuestione sobre la causa de esta serie de desaguisados. En mi opinión la causa es una sola, la Academia Judicial y los parámetros que utiliza para seleccionar y formar a los futuros jueces, los que son inapropiados, pues no privilegian la experiencia profesional de los postulantes, base del criterio jurídico, sobrevaloran las notas de pregrado por sobre los conocimientos reales de los postulantes y porque se entrega una insuficiente formación para una justicia que demanda especialización.

Se ha perdido de vista que en la mayoría de los países desarrollados los jueces son los primeros entre sus pares. Los mejores profesionales por experiencia, conocimientos y estudios profundizados en las distintas áreas del Derecho. ¿Quién se preocupa verdaderamente de esto en Chile?

Mientras no se ataque la causa de todos los descriterios judiciales, que no tienen su explicación en las leyes, sino en las personas que las aplican, deberemos acostumbrarnos a perder el sentido del asombro y a creer más en la justicia divina que en la terrenal.

11 comentarios:

camilo mirosevic dijo...

Concordando con lo que señala, creo que a la deficiente formación de los jueces debe sumarse una causa histórica: la debilidad del poder judicial. Históricamente el PJ se ha desarrollado mas lento que el ejecutivo y el legislativo, al punto de ser como el hermano chico al que no era necesario prestarle atención. Esta situación, que se aprecia por ejemplo en el control del ejecutivo sobre el PJ, ha marcado a éste como un poder de tercera categoría, acostumbrado a lo poco y al conformismo. Así, hoy tenemos un PJ que con su actual presupuesto y organización no da abasto para cubrir la creciente demanda por justicia. Entonces, si bien la calidad del juez si que influye, también lo hace el exceso de trabajo y la debilidad y conformismo. La sobrecarga afecta incluso a los buenos jueces, que aunque sean idóneos profesionalmente, se ven superados por el trabajo.

En fin, los problemas no vienen solo de ahora. No es casualidad que EEUU haya tenido a jueces como Marshall y nosotros tengamos jueces como la EXPRESS y compañía.

Saludos.

jose luis guerrero becar dijo...

Eduardo, Una reflexión en el mismo sentido:

CALIFICACIONES E INGRESO AL PODER JUDICIAL
UNA NECESARIA REVISIÓN DEL SISTEMA DE SELECCIÓN DE LA ACADEMIA JUDICIAL


Parece una buena medida que la Corte Suprema anuncie su interés por revisar el sistema de calificaciones de los jueces y funcionarios del poder judicial, materia que por lo demás es objeto de un proyecto de ley en actual tramitación. Hoy el sistema es claramente ineficiente, incluso la mayoría de las veces quienes califican no conocen al calificado.

Sin embargo, y en especial atención al cuestionamiento a muchos jueces, es muy necesario que se complemente esta medida con una revisión del sistema de selección de los futuros jueces que aplica la Academia Judicial. Actualmente, se realiza una preselección basada exclusivamente en las calificaciones de pregrado (ponderación de examen de grado y promedio de egreso), con ello muchos egresados de escuelas de derecho más rigurosas ni siquiera pueden demostrar sus conocimientos ya que se les envía sus antecedentes de vuelta por correo, por bajas calificaciones de pregrado, debiendo presumir que los demás candidatos tuvieron mejores calificaciones ya que sólo se publica un listado de RUT sin indicar la ponderación alcanzada. Por el contrario, se ven favorecidos egresados de escuelas de derecho de menor calidad y rigurosidad académica incluso de universidades no acreditadas, quienes con buenas calificaciones, ven facilitada su selección porque muchos oponentes quedan fuera del concurso "a priori", incluso sin considerar si poseen postítulos o postgrados. Con tal criterio quizás muchos prestigiosos jueces y ministros no habrían podido ingresar al poder judicial. Las calificaciones han de ser un criterio de selección pero nunca excluyentes por si solas.

La ley que crea la Academia Judicial 19.346 establece que se debe asignar especial importancia en la selección a los estudios y calificaciones universitarios; nada dice de establecer una preselección excluyente basado sólo en notas de pregrado. Ninguna institución moderna selecciona sus candidatos de esta manera, ya que al no existir un sistema de calificaciones estandarizados, como si lo tienen algunas facultades de medicina con el examen médico nacional (www.emn.cl), el sistema utilizado por la Academia Judicial deja de ser un criterio de preselección válido y atenta gravemente contra la igualdad de oportunidades, baste señalar que es de conocimiento público que entre las cerca de 60 escuelas de derecho existentes en Chile el nivel de calidad académico es muy diverso y por tanto las calificaciones no son comparables.

También se ven perjudicados abogados que trabajan como funcionarios del poder judicial quienes no obstante sus años de experiencia, si tuvieron la suerte -o mala suerte conforme al actual sistema- de estudiar en una escuela de derecho exigente, lamentablemente sus calificaciones de pregrado le auguran no poder ser jueces en toda su vida.

¿Costará mucho que la Academia Judicial -como lo hace por ej. el Ministerio Público- realice a todos los candidatos un examen de conocimientos que permita estandarizar y luego, sólo con los mejores, cualquiera sea la universidad de origen, se continúe la selección?. Si el problema es la ley, pues habrá que modificarla, si el problema son los recursos, pues habrá que proveerlos, ya que cada error en la selección de un juez tiene un costo social y económico muy alto para el país y para el prestigio del poder judicial. Los problemas siempre deben enfrentarse desde sus causas, el efecto viene por añadidura.

José Luis Guerrero Becar
Abogado
Profesor Universitario PUCV
Valparaíso, julio de 2007

Carolina Strasse dijo...

En relación con el método utilizado por la Academia Judicial, a la hora de preseleccionar a los postulantes para el Programa de Formación, en orden a que considera determinantes a la hora de preseleccionar, el promedio de notas universitarias y la nota del examen de grado, tal como ya se señaló, quisiera por mi parte agregar:
1. Si bien se debe por ley, consultar el análisis de los antecedentes de los candidatos, dejar entregada la preselección tan sólo a las calificaciones universitarias de pregrado, deja fuera un universo considerable de abogados que si bien no cuenta con buenas calificaciones, posee, entre otros, una formación académica de excelencia, conocida y respetada por el medio, vasta experiencia laboral e incluso formación posterior, tal como magíster o diplomados;
2. Hay que señalar que por el contrario de lo pretendido y manifestado por la Academia en su página web, en orden a no discriminar entre egresados de universidades tradicionales y otras, es justamente lo que en la práctica ha sucedido, pero los discriminados abiertamente somos quienes venimos de las tradicionales rigurosas a la hora de evaluar;
3. Este sesgado criterio a la hora de preseleccionar, no necesariamente escoge lo mejor y, sin embargo, deja a un número considerable de abogados con vocación para ingresar a la Academia, sin posibilidad de acreditar sus conocimientos y aptitudes a través de métodos equitativos de selección, cuales son, pruebas, test sicológicos y entrevistas. Con todo, provoca un hondo sentimiento de frustración, toda vez que las personas elegidas para estas etapas son sólo aquellas que calificaron previamente por sus notas (quienes en la mayoría de los casos no ingresaron a Universidades tradicionales porque su puntaje en la Prueba de Admisión Universitaria, fue regular o inferior al obtenido por quienes sí ingresamos a ellas).

Mi caso en particular es el siguiente, soy Licenciada en Ciencias Jurídicas, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; ingresé a esa Casa de Estudios porque mi puntaje en la P.A.A. fue óptimo, no obstante, a lo largo de mi carrera universitaria si bien fui buena alumna, no obtuve buenas calificaciones, porque como es sabido y reconocido a nivel nacional, en aquella Escuela de Derecho, no califican con notas altas. Como consecuencia de ser buena alumna, fui la cuarta de mi generación en obtener el título de abogado ante la Corte Suprema el día 10 de noviembre de 2003, pues sólo me precedieron trs compañeros, en ceremonias el 20 de enero de 2003, el 29 de enero de 2003 y, el 22 de septiembre del mismo año.
Pues bien, no obstante, lo señalado, he postulado a la Academia Judicial en cinco oportunidades; en ninguna de ellas mis antecedentes han calificado, siquiera, para poder rendir la prueba de conocimientos. Con todo, en razón de mi ejercicio profesional como Abogado Auxiliar de la Corporación de Asistencia Judicial, en donde tengo a mi cargo postulantes realizando su práctica profesional, he advertido que en algunas Casas de Estudio se califica a los alumnos con notas tan superiores a las existentes en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, que con dicho criterio de selección no se puede competir.
Es así, como el acceder a la Academia Judicial para quienes venimos de Universidades rigurosas a la hora de evaluar, se vuelve imposible.
Con todo, basarse tan sólo en las notas obtenidas en pregrado, es un criterio desgarrador para quienes en su oportunidad, privilegiamos la excelencia académica y la tradición a la hora de elegir en qué universidad queríamos cursar nuestros estudios superiores y, para quienes incluso tienen preparación posterior y de calidad, y que a pesar de contar con firme preparación universitaria, nuestras posibilidades vocacionales se restringen seriamente como asimismo, la igualdad de oportunidades que garantiza nuestra Constitución Política.
Es evidente y urgente que este tema sea tratado en la Academia, que ya fue sometido al Consejo, tal como me lo señaló, en su oportunidad don Gonzalo Morales Herrera, y que comprendan que el método utilizado es abiertamente arbitrario y discrecional con ciertas Casas de Estudio. Con todo, no se puede obviar que es un tema de trascendencia nacional en manos de quienes queda entregada la justicia.
La explicación que me dio doña Cristina Villarreal cuando concurrí el 26 de julio pasado a conversar con ella, pasa por una explicación económica, pues bien, entonces al igual que en muchas instituciones, como por ejemplo en Policía de Investigaciones de Chile, donde los postulantes pagan por la inscripción, debieran adoptar dicho método y, con ello se podría costear los honorarios de los profesionales que deben corregir las pruebas y someter así a todos los postulantes derechamente a la rendición de pruebas, método que habla por sí solo.
Francamente, no comprendo qué más se pueda agregar...

Señor Bob Novoa dijo...

Profesor,

El caso del descriterio aberrante de la jueza doña María Geraldine Aguirre Belmar, Juez Suplente del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, es sintomático de lo que usted habla. Esta jueza obtuvo su titulación recién el pasado año, por lo que es un producto neto de la nueva "Academia Judicial".

jose luis guerrero becar dijo...

Efectivamente, a los problemas de preselección hay que sumar la selección propiamente tal que no valora en forma alguna la experiencia profesional. Como dicen los más jovenes a mi: todo mal¡¡¡

Copio carta que envié a medios de comunicación el día jueves 12 de julio 2007, que espero se pùblique sino aprovecho esta tribuna que nos proporciona el profesor Caamaño:

Sr. Director

La Juez (S) del 7º Juzgado de Garantía de Santiago, María Aguirre Belmar quién participó en la “no detención” de los “boqueteros” que se presentaron a su tribunal mientras las policías los trataban de ubicar, según la web del Poder Judicial, se tituló de abogada el 12 de abril del 2006, es decir hace poco más de un año. Lo anterior implica, que una vez titulada ingresó de inmediato a la Academia Judicial, y en pocos meses ya actúa como Juez de Garantía. A partir de este hecho objetivo, una reflexión general: ¿No será demasiado acelerado el paso desde las aulas directamente a administrar justicia? En la actual discusión sobre criterio o no criterio de los jueces, independencia vs. justificar errores manifiestos, sistema de evaluación, etc.; y pensando en que siempre de un problema surge una oportunidad, creo que es el momento oportuno para revisar causas de la actual situación -que también se da con menos connotación en tribunales de familia, civiles o laborales-. Entre otras, está el sistema de selección y formación en la Academia Judicial: Es esencial que los nuevos jueces tengan experiencia previa ya sea como abogados o como funcionarios judiciales, y para ello no basta la preselección basada en notas de pregrado que por lo demás no son comparables entre una escuela de derecho y otra; no bastan los dos meses de pasantía que se realizan en tribunales luego de cuatro meses de estudios en ella, y no es suficiente especialmente para aquellos alumnos que recién han terminado la universidad. ¿Se puede exigir a jueces con corta experiencia un acertado criterio o manejo de situaciones propias del ejercicio de su cargo? Ministros de nuestros tribunales superiores, comenzaron su carrera como funcionarios judiciales en sus tiempos de estudiantes o bien ejercieron de abogados, esa experiencia profesional ciertamente debe haber contribuido en su futuro actuar como jueces. Si partimos por las causas, los efectos vendrán por añadidura.

José Luis Guerrero Becar
Profesor Escuela de Derecho PUCV

jose luis guerrero becar dijo...

A propósito de lo escrito por "kiki":

Enrique Pérez Levetzow:
“NUESTROS EGRESADOS TIENEN UN INDISCUTIBLE SELLO DE CALIDAD”
Este año la Academia Judicial aceptó a 24 abogados para que ingresaran a su 41° Programa de Formación. De ellos, cuatro pertenecen a la Universidad Central. Nuestra Casa de Estudios obtiene la segunda mayoría en cuanto a número de seleccionados por universidad.


Por Ignacio Jara

Cada año, cientos de abogados, provenientes de todas las universidades chilenas, postulan a los reducidos cupos que ofrece la Academia Judicial para sus cursos de formación de magistrados.

Dada la alta exigencia y rigurosa selección que realiza dicha entidad, llegar a la Academia representa un evidente logro profesional; meta que este año alcanzaron cuatro abogados, licenciados en la Escuela de Derecho de la Universidad Central: Alejandro Huberman David; Genoveva Mateucci Vega; Andrea María Morales López y Camila Beatriz Riquelme Cisternas. Todos ellos fueron seleccionados, junto con otros 20 profesionales de otros 10 planteles, para participar en el 41° Programa de
Formación que imparte la mencionada institución.

Para el también abogado y miembro de la Junta Directiva UCEN, Enrique Pérez Levetzow, el que la Universidad Central haya obtenido la segunda mayoría de seleccionados –tras la U. de Chile con 8- representa un reconocimiento al buen nivel y excelencia académica de nuestra Escuela de Derecho. “Quienes postulan a la Academia Judicial son abogados de todo el país. Ellos se someten a un riguroso concurso de oposición de antecedentes, exigentes pruebas y entrevistas personales. Por tanto, contar con 4 seleccionados habla muy bien de la calidad de nuestros egresados y del trabajo que realizan los profesores. Y es, por cierto, motivo de legítimo orgullo para nuestra comunidad universitaria”, comenta Enrique Pérez, quien es además profesor de Derecho Civil en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UCEN y conoció a varios de los abogados que ahora inician su carrera judicial.

Igual de satisfecho por estos resultados se mostró el Director de la Escuela de Derecho, abogado Manuel Astudillo. “Un elemento característico de nuestros licenciados es la alta valoración del servicio público. Por lo mismo, este éxito alcanzado se une a una larga lista de magistrados, defensores públicos o fiscales, egresados de la Universidad Central, y que en la actualidad contribuyen a la judicatura desde distintos cargos”.

Consultado sobre los vínculos académicos que unen a la Escuela de Derecho UCEN con el Poder Judicial, el Director Astudillo comenta que “uno de los pilares importantes de nuestra planta académica son los jueces y magistrados de corte que ejercen labores docentes en nuestras aulas. Valoramos su entrega y, obviamente, esta sirve de inspiración para muchos de nuestros estudiantes y egresados, como los que actualmente fueron aceptados para ingresar a la Academia Judicial; los cuales, con seguridad en el futuro podrán regresar a esta Escuela como docentes y transmitir su experiencia a las nuevas generaciones de abogados UCEN”.


Sería válido el comentario si pudieran concursar todos los postulantes por igual

JLGB

Facundo Giordano dijo...

S�lo resta por acotar que tenemos los jueces que nos merecemos.

Anónimo dijo...

Yo ahora voy a postular por 7º vez a la Academia Judicial.

Carola dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Academia Judicial

Este año voy a postular por 7º vez al programa para el escalafón primario del poder judicial. Es que ya me he dado cuenta que lo mío no es el ejercicio libre en la profesión de abogado.
La primera vez que postulé en 2005, el sistema de selección era distinto al actual. El día de la evaluación, había que resolver con código en mano, tres casos (una hora para cada uno) en el área constitucional, civil y penal. Y en la tarde, exámenes psicológicos escritos.
La segunda etapa, que pasaban todos, independientemente si les iba bien o mal en la resolución de casos, venía una entrevista psicológica. Mostraban una serie de test (rorcharch, colores, figuras geométricas y pedían que uno les contara sobre la vida personal).
Y si uno pasaba la entrevista sicológica, venía la etapa final, la entrevista con la directiva de la academia, en el que además siempre estaba presente un ministro de la Corte Suprema.
Ahí, uno podía esperarse cualquier arbitrariedad, tales como soportar humillaciones, burlas, etc, según ellos era para probar la fortaleza y argumentación de cada postulante.
Nunca se sabía cuál era el resultado de todas las evaluaciones anteriores, NUNCA.
Además es contrasabido que pesaban mucho las notas de los años de la carrera de derecho, así como el examen de grado. Admito que mis notas de la carrera fueron "ahí no más". El examen de grado fue nota 5.0
Curiosamente los que venían con buenas (buenísimas) notas venían de una universidad privada (central, diego portales,andrés bello, etc) y yo estudié en la Universidad de Talca, que era y es bastante exigente.
Otra cosa que me llamaba bastante la atención, era que los que quedaban seleccionados dentro de los 24 postulantes, eran todos muy jóvenes.

Actualmente, el sistema ya no es así, pues el día de la evaluación, en la mañana consta de un arduo examen de selección múltiple, en las áreas de derecho civil, procesal civil, procesal orgánico, penal, procesal penal, y derecho constitucional.
En la tarde es el examen de resolución de casos, con código en mano.
Pero sólo se revisará el examen de resolución de casos si uno aprueba el examen de conocimientos de selección múltiple de la mañana. Generalmente cortan con 4.8, de modo que los que obtienen menos de esa nota no se les revisarán el examen de resolución de casos y quedan excluidos automáticamente del proceso de selección.
Hago presente que el examen de conocimientos de selección múltiple tiene un alto nivel de dificultad. Hay que saber además de la regulación positiva de las distintas materias, bastante doctrina y jurisprudencia.

Si uno pasa los exámenes anteriores, luego viene una entrevista sicometrica grupal en la mañana y en la tarde una entrevista sicológica individual.
Con el mérito de los resultados anteriores el sicólogo emite un informe de recomendado o "no recomendado"
Los que quedan recomendados pasan a la última etapa que es la entrevista final con los miembros directivos de la academia. También es arbitraria, porque si no hay química con algún miembro de la comisión pueden llegar hacer "arar" al postulante. Generalmente es caprichosa.

Pero como sea, creo que se ha dado un gran paso en el sistema de selección, ahora hay que saber derecho, doctrina y jurisprudencia SÍ o SÍ.

De estos, el examen de la tarde, esto es la resolución de casos, es el que más ponderación tiene (45%), el examen de selección múltiple 35%) y las notas de la carrera de derecho así como el examen de grado un 25%. Al parecer permanece la vieja costumbre de seleccionar en base a las calificaciones obtenidas en el pregrado.

En estos momentos estoy en pleno día sábado estudiando a full para el examen de conocimientos. Dios quiera que esta sea la vencida.

Saludos.

Carola dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.